Un caballito de totora es un
tipo de embarcación construida desde mil a tres mil años a. C.
con un tipo de junco llamado totora (Scirpus californicus).
Está diseñado para transportar a un navegante con sus aparejos, durante las faenas de pesca marina en el Perú y lacustre en Bolivia y el Perú.
Está diseñado para transportar a un navegante con sus aparejos, durante las faenas de pesca marina en el Perú y lacustre en Bolivia y el Perú.
El extremo anterior (proa) es aguzado y
curvado hacia arriba y cumple la función de rompe olas, siendo el posterior más ancho. Cuenta normalmente con un
largo de 4 a 5 metros; y un ancho de 0,6 a 1 m; su peso varía entre 40 y
50 kg y puede soportar 200 kg de carga útil.
Desde hace 3000 años no ha variado
su diseño. Ya los Mochica lo utilizaban hacia el 200 d. C.,
y actualmente es usado en Bolivia y Perú.
Eran principalmente utilizadas como
herramienta para la pesca artesanal, así como como instrumento de
supervivencia.
El complicado proceso de construcción
de una balsa de totora se inicia contando con simplemente tres materiales
necesarios para tal fin: una carga de totora para formar los cuerpos y dos tipos de soguilla de diferentes grosores.
El proceso se inicia formando cuatro
bastones de totora. Dos de ellos son hechos con los tallos más largos de
totora, que son llamados por los pescadores “de primera”.Estos bastones se
llaman “madres”.
Los otros dos bastones más pequeños,
llamados “hijos”, son hechos con totora “de segunda”, es decir, más corta que
la “de primera”.
Por lo general, la diferencia entre
una categoría y la otra es de 1 a 1.5 metros.
Independientemente, estos cuatro
bastones son cuidadosamente amarrados en forma cilíndrica.
Desde el inicio, los atados de totora
que conformarán los bastones madres e hijos se colocan sobre el piso de una
manera muy peculiar. Los “hijos” van delante, uno frente al otro, mientras que
las “madres” van debajo de cada uno de los “hijos”. Así se forma un espacio
cuadripartito conformado por dos “hijos” arriba y dos “madres” abajo. En paralelo
se forma a la derecha un par de un “hijo” con una “madre” y lo mismo a la
izquierda (Fig. 10).
En principio, se amarran únicamente
las bases de los cuatro bastones, iniciando el proceso con los bastones de
menor tamaño o “hijos” y luego las “madres”. Una vez que los cuatro bastones
están amarrados en su base y los tallos correctamente alineados desde su base a
la punta, se inicia el proceso de amarre con una soguilla en sentido horario
desde la base de las “madres”.
El bastón madre del lado izquierdo se amarra
pasando la soguilla de derecha a izquierda, mientras que el bastón madre del lado
derecho se amarra pasando la soguilla de izquierda a derecha. Cabe indicar que, en ese proceso, no
se ajustan todavía las soguillas de los bastones madre, sino que estas se dejan
sueltas (Fig. 11).
Una vez que se ha concluido esto, el pescador se dirige hacia los bastones hijos y estando estos solo amarrados por la base, como hemos indicado, se colocan sobre el bastón madre, del cual previamente se han abierto los tallos de totora para recibir
al bastón hijo (Fig. 12).
Aquí es donde quizá viene uno de los
momentos más importantes
de toda la manufactura de la balsa de
totora. El pescador utiliza un tallo
de totora, el cual tiene la medida
exacta que va desde el suelo hasta sus pectorales.
Esta medida se transmite a la balsa
misma, dado que la distancia de ubicación de la base del bastón hijo con la
base del bastón madre es la que conformará por un lado la “caja” o espacio
hueco donde se colocará el pescado, pero, por otro lado –y más importante–,
será el punto de equilibrio de la balsa, donde el pescador se colocará para
remar en sus faenas de trabajo.
Este punto medio es importantísimo,
dado que coincidirá con la estatura del pescador que va a utilizar la balsa,
siendo el punto medio de la balsa equivalente a la altura de los pectorales del
pescador cuando la balsa
está parada junto a él (Fig. 13).
Es por eso que las balsas de totora
varían en tamaño, dependiendo de la estatura de cada pescador, producto del
cuidadoso proceso de ubicar y sincronizar el punto de gravitación de la balsa
con el pectoral del pescador,
que será donde se produce la
resistencia durante el proceso de remar y el equilibrio de todo el conjunto
pescador-balsa.
Una vez que los dos bastones (madre e
hijo) han sido cuidadosamente colocados manteniendo la distancia indicada, se
procede a realizar el quiraneo. El “verbo” quiranear, de origen
local, deriva de la palabra quirana, que es nombre que adopta una soguilla
delgada con la que se amarrarán los bastones madre e hijo.
En el caso del par derecho, el amarre
irá de izquierda a derecha, tratando al inicio de formar la “caja” en el área
de base de la balsa. El proceso de quiraneo o amarre con soguilla quirana
se hace en forma espiral desde la base hasta la punta.
Una primera pasada deja la quirana suelta
desde la parte superior de la “caja” hacia arriba, luego se va ajustando línea por
línea para lograr un bastón compacto y duro. Cuando se aproxima a la punta o lo
que será la proa, interviene por primera vez un segundo ayudante, doblando
la totora para darle la forma
curvilínea que ayudará a romper la ola al momento del uso (Fig. 14).
Luego de repetir el mismo proceso con
los otros dos bastones madre e hijo, que por estar en el lado izquierdo el
amarre será de derecha a izquierda, el producto final serán dos bastones: uno
derecho y otro izquierdo. Por la forma opuesta en la que han sido amarrados, el
bastón izquierdo estará curvado hacia el lado izquierdo y el bastón derecho,
hacia el lado derecho. Luego se procederá a amarrar y ajustar bien las puntas
de lo que conformarán en conjunto el elemento que permita romper las olas (Fig.
15).
Estando los dos bastones con sus
puntas en direcciones opuestas sobre el piso, se procederá a iniciar el proceso
de guanganeo. Guanganear es un “verbo” local que deriva de la
palabra guangana. La guangana es una soga más gruesa (el doble
que la quirana en ancho), que sirve para unir los dos bastones
resultantes.
El proceso se inicia nuevamente por el
punto de gravitación y equilibro de la balsa, es decir, donde se unieron las
“madres” con los “hijos”, que es inmediatamente arriba de lo que será la
“caja”, que es a su vez el espacio donde se coloca el pescado y los implementos
de pesca durante las faenas marinas. Es
allí donde nuevamente interviene un segundo ayudante para amarrar correctamente
los dos bastones (Fig. 16).
El proceso de unión de los dos
bastones se hace con la fuerza opuesta de las dos personas que están jalando la
guangana previamente enrollada al medio de los dos bastones (Fig. 16).
Una vez que se han unido los dos
bastones satisfactoriamente por el medio, la guangana se pasa hasta la
base de los dos bastones y se inicia el proceso de amarre-unión de los dos
bastones hasta la punta de la balsa. En ese proceso, se realizan doce amarres.
Tras este proceso, la balsa está lista
para ser utilizada. Por lo general, la altura resultante de una balsa es de 3 a
3.5 metros, un ancho máximo de casi un metro y una “caja” de forma trapezoidal
que tendrá el largo que es el mismo del pescador desde sus pies hasta sus
pectorales (Fig. 17).
Fuente: journal.upao.edu.pe ›
Balsas de totora en la costa norte del Perú: una aproximación etnográfica y arqueológica. Gabriel Prieto, Arqueólogo, Ph.D. Universidad Nacional de Trujillo, Perú.
Balsas de totora en la costa norte del Perú: una aproximación etnográfica y arqueológica. Gabriel Prieto, Arqueólogo, Ph.D. Universidad Nacional de Trujillo, Perú.